Podríamos decir que vivimos tiempos de síndrome de abstinencia. Abstinencia de vínculos, de contacto, de calidez, de caricias y abrazos, que nos llevan a un aumento de la sensación de soledad, que no siempre implica estar solo ( podemos vivir con gente ), sino a sentir una profunda sensación de vacío , de cansancio y tristeza. A esto hay que sumarle una especie de dolor general ante tanta incertidumbre y desmotivación, que hacen crear un clima social difícil de respirar,  lleno de tensión, de roces y dificultades. Es ahí donde emergen nuevos y diferentes personajes sumergidos, voces dentro de cada uno que necesitan ser escuchadas y atendidas, para poder expresar y drenar tantas cuestiones no resueltas. Emociones difíciles de gestionar que nos generan angustia y desconcierto. Es ahí donde el Poder del Teatro entra en acción creando diferentes escenarios donde podemos levantar el telón, y con coraje y amabilidad, dar vida a todo aquello que necesita ser vivido desde el juego, la alegría y ternura que una y otra vez nos propone ese niña(o) que vive con fuerza en nuestro interior.
Para todo ello en esta ocasión hemos apostado por Tepoztlan, un lugar mágico.

Después de meses de confinamiento hemos tenido muy claro que el poderoso trabajo vivencial que desde PresenteContinuo se propone una y otra vez, tenía que ser en un lugar rodeado de naturaleza, con grandes espacios al aire libre, y sobre todo donde poder disfrutar de una habitación individual que nos proporcione intimidad y seguridad ante las actuales circunstancias.
Villa Inmaculada reúne todos esos requisitos y muchos más. Es un lugar creado para el recogimiento, el  silencio y la contemplación . Pero también para el gozo, el juego y disfrute al que el Teatro Terapéutico Transpersonal nos invita una y otra vez. Tendremos oportunidad de silenciarnos y conectar con lo más profundo de nosotros mismos y a su vez intimar con lo que el grupo nos regala en cada momento.