La emoción es la principal fuente de donde beber en cualquier proceso consciente de crecimiento y autodescubrimiento. La emoción por más que nos incomode o duela, nunca es una enemiga, al contrario, es una aliada, un mensajero leal que nos trae información muy valiosa y útil para ese preciso instante que experimentamos. Una vez que la escuchamos y atendemos, siempre nos invita a hacer algo con ella, a realizar algún tipo de acción consciente y necesaria para nosotros en ese momento de nuestra vida.

Por su parte el Arte es la expresión (sacar la presión afuera) de lo profundo, el camino más corto para poder experimentar con libertad lo esencial de la existencia. No hay mayor obra de arte que la propia vida, ni mayor artista que aquel que a corazón abierto, se entrega humilde y vulnerable, lleno de miedo y alegría, de confianza y creatividad a la aventura y descubrimiento del mágico y misterioso “Arte de vivir”.