Cuidar para curar es una actitud llena de vocación. Siempre es un acto de generosidad, de amor, de compromiso, incluso de convicción y valores, pero en ocasiones, también lo es de soledad, de sufrimiento, de impotencia y frustración, de falta de apoyo, de pérdida continuada hasta llegar al punto de no saber cómo seguir. Esto nos puede llevar a un estado de agotamiento físico, emocional y mental que nos cambia nuestra actitud ante el desempeño de nuestra labor, pasando de mostrarte una persona afectuosa, efectiva y comprometida a una persona enojada, desmotivada e indiferente. Dicho agotamiento puedo ocurrir cuando se intenta hacer más de lo que se puede dar, ya sea física o emocionalmente. De hecho en estos tiempos, muchos profesionales de la salud experimentan fatiga, estrés, ansiedad y depresión, lo que en los últimos tiempos se ha dado por llamar Síndrome de Burnout. Incluso puede que se sientan culpables cuando invierten tiempo en sí mismos en vez de estar realizando la labor profesional para la que, con tanta pasión, se comprometieron.